Quizás hoy no sea el día de hacer amigos con esta receta. La casquería no tiene muchos adeptos, aunque a favor de esta receta diré que precisamente el hígado junto con los callos creo que son las vísceras más consumidas. Ya si hablamos de corazón, riñones o mollejas la cosa cambia.
Yo me atrevo casi con todo, no soy muy remilgada con estas cosas. Lo único que no puedo soportar son las vísceras de pollo: la sangre, los higadillos…¡¡Bruuuuu!! No obstante y haciendo de tripas corazón, en este caso los hígados que hemos cocinado son de pollo. Pero no de uno cualquiera, son de pollo de campo criados en libertad. La diferencia se puede apreciar en la imagen anterior ya que parece hígado de cerdo. Son firmes con una textura y un sabor totalmente diferente.
Y al hilo de la conversación….aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento: Si alguien posee un ejemplar del libro de Abraham García “De tripas corazón” que se ponga en contacto con nosotros en el teléfono 555-42$%@&. Estamos abiertos a trueques y cambios.
La editorial lo tiene agotado y no lo suministra. No hay forma de comprarlo lo cual nos tiene un tanto frustrados…
INGREDIENTES (para 4 personas):
– 300 gr de hígado
– 130 gr de harina
– 2 cucharadas de comino molido
– 2 cucharadas de semillas de cilantro
– 2 cucharadas de pimentón picante
– 1 cucharada de nuez moscada rallada
– pimienta negra molida
– aceite de oliva virgen extra
– sal
ELABORACIÓN:
Comenzaremos preparando las especias para posteriormente mezclarlas con la harina. Primero machacaremos bien las semillas de cilantro en un mortero. La mezclaremos con los dos tipos de pimentón, el comino, la nuez moscada y la pimienta negra. Una vez mezcladas se la añadiremos a los 130 gr de harina.
Puedes modificar las cantidades de especias a tu gusto, incluso te recomendamos cambiarlas a tu antojo, ya que esta receta es totalmente personalizable.
Una vez que tengamos todo mezclado ya podremos enharinar los hígados. Como ya hemos comentado antes, aunque estos son hígados de pollo puedes hacer esta misma receta con hígado de cerdo. Imagino que el resultado puede ser muy parecido.
Mientras los pasamos por harina iremos calentando el aceite a potencia máxima. En este punto nos atrevemos a daros un consejo. No mantengáis los hígados mucho tiempo con la harina, ya que ésta se mojará y el resultado de la fritura no será el mismo. Id haciendolo todo a la vez y el resultado ganará bastante.
Una vez fritos, nosotros hemos optado por presentarlos ensartados en una brocheta. No olvidaeis añadir un poco de sal de escamas por encima. Y sobre todo procurad no freirlos mucho para que no se sequen y se pongan correosos.
Si te gustan este tipo de elaboraciones debes saber que ésta tiene un punto muy chisposo que no te dejará indiferente. Es otra forma de consumir la casquería de una forma exótica y peculiar. Así que…¡¡No dejéis de probarlos!!
Quien comparte su comida, no pasa solo la vida
Que crujientitos se ven! Tienen que estar de muerte. Una tapita de 10! Un besooo
¡No vine aquí para hacer amigos, pero sabes que siempre, puedes contar conmigo…!
A mi esto me parece un recetón brutal. ¿Comino, cilantro?. Uffff, ¡tengo que probarlo! De esos platos que no comes en casa y te zampas en un restaurante.
Tomo nota del libro de Abraham, hay un par de librerías de segunda mano en la que suelo mirar porque dono libros (no me caben en casa y ahora necesito sitio) y preguntaré.
He tenido la fortuna de comer en Viridiana, el templo de Abraham y pùedo asegurar que ciertamente hace lo que "le sale de los fogones" y consigue que te zampes casquerías que no sé si te atreverías en otro sitio.
Un detallazo lo del libro! muchas gracias por tomarte las molestias 😉
Hola Marga!!! aunque no tenga muchos adeptos, cada vez son más y recetas como esta, sencilla y con un resultado la mar de sabroso, además de económicas nos explican porqué.
A veces, si superamos los prejuicios descubriremos platos riquísimos.
Besotes y feliz fin de puente;))
Estoy de acuerdo, son recetas estupendas