¿Quién dijo que para hacer galletas deliciosas hace falta mantequilla? Hoy te traigo una receta que nació de un apuro y terminó siendo una favorita en casa. Todo empezó una tarde en la que me apetecía hornear algo dulce, pero al abrir la nevera… ¡ni rastro de mantequilla! Así que improvisé, y el resultado fue tan bueno que ahora las preparo incluso cuando sí tengo mantequilla.
Estas galletas sin mantequilla tienen ese encanto de lo sencillo, de lo que se hace con lo que hay, y aún así conquista. Son crujientes por fuera, suaves por dentro, y tienen ese sabor casero que vamos buscando. Además, son ideales para quienes prefieren opciones más ligeras o simplemente quieren probar algo distinto. Las puedes personalizar con lo que tengas: pepitas de chocolate, frutos secos o ralladura de naranja.
Las galletas tienen ese algo que nos conecta con la infancia, con las tardes de lluvia, con el olor a horno que invade la casa y te hace sonreír sin darte cuenta. Son pequeñas, sí, pero tienen el poder de reunirnos, de acompañar un café, de ser regalo, consuelo o capricho.
Y lo mejor es que hay tantas versiones como momentos: las crujientes que se rompen con un “crack” perfecto, las blanditas que se deshacen en la boca, las que llevan chocolate, frutos secos, especias… o las que nacen de la improvisación, como estas sin mantequilla.
Os explico cómo hacer galletas sin mantequilla y su receta paso a paso para que no tengáis problemas en la elaboración.
Guarda esta receta en la pantalla de inicio de tu móvil para un acceso rápido. En la sección de ingredientes, selecciona los que necesitas para simplificar la compra. Además, ajusta el número de porciones deseadas y las cantidades de los ingredientes se calcularán automáticamente.
Precalienta el horno a 180 °C con calor arriba y abajo. Así estará listo cuando tus galletas lo estén.
En un bol grande, casca el huevo y bátelo con un tenedor o varilla. Añade el aceite de oliva y mezcla bien hasta que se vea uniforme. No hace falta batir mucho, solo que se integren.
Incorpora el azúcar y remueve. Luego añade la harina tamizada (si no tienes tamiz, pásala por un colador) junto con la levadura y la pizca de sal. Mezcla con una cuchara o con las manos limpias hasta que tengas una masa suave, que no se pegue demasiado.
Agrega las pepitas de chocolate y mezcla para que se repartan bien. Si la masa está muy pegajosa, puedes meterla 10 minutos en la nevera, pero normalmente no hace falta.
Con las manos, haz bolitas del tamaño de una nuez y colócalas en una bandeja con papel de horno. Aplástalas un poco con los dedos o con el dorso de una cuchara. Deja espacio entre ellas, que crecen un poquito.
Hornea durante 10-12 minutos, hasta que los bordes estén doraditos. No te preocupes si al sacarlas están blandas, se endurecen al enfriar. No las tengas más tiempo porque te saldrán demasiado duras y secas.
Déjalas reposar en la bandeja unos minutos y luego pásalas a una rejilla o plato. ¡Y listo! Ya puedes disfrutar de tus galletas sin mantequilla.