Cocino en casa y para los míos, nada espectacular para el resto del mundo, pero cada día me esfuerzo por cocinar mejor, por aprender, por probar, por equivocarme… y por disfrutar. Esta receta de gambas al curry amarillo es uno de esos platos que me sorprendió desde el primer intento: por su aroma, su color vibrante y ese sabor tan especial que te transporta directo a cualquier calle de Bangkok.
Lo que nadie te dirá —y que yo aprendí a base de ensayo y error— es que no necesitas ingredientes imposibles ni técnicas complicadas para lograr un curry tailandés delicioso en casa. Solo hace falta un poco de curiosidad, ganas de experimentar y, sobre todo, amor por la cocina.
En esta receta te cuento cómo lo preparo yo: con trucos sencillos, ingredientes accesibles y ese toque casero que hace que cada bocado sepa a logro personal. ¿Te animas a probarlo?
Os explico como hacer gambas al curry amarillo y su receta paso a paso para que no tengáis problemas en la elaboración.
Guarda esta receta en la pantalla de inicio de tu móvil para un acceso rápido. En la sección de ingredientes, selecciona los que necesitas para simplificar la compra. Además, ajusta el número de porciones deseadas y las cantidades de los ingredientes se calcularán automáticamente.
Los moluscos y el marisco tienen un sabor único y delicado que puede brillar por sí solo o complementar una variedad de ingredientes. Su sabor marino y ligeramente salino es una base perfecta para muchas recetas. Veamos
Los aromas de la pasta de curry, el dulzor de la leche de coco y el contraste ácido del maíz encurtido crean una combinación de sabores que me transporta directamente a una calle bulliciosa de tailandesa con infinidad de puestos callejeros de comida.
Primero, preparamos la base aromática. Picamos finamente las chalotas, y mientras, calentamos una cucharada de aceite de sésamo en una sartén amplia. El aceite chisporrotea suavemente al contacto con las chalotas, liberando un aroma tostado y profundo. Añadimos entonces una cucharada generosa de pasta de ajo y jengibre tailandesa —yo la preparo mezclando partes iguales de ajo fresco y jengibre rallado, machacados hasta formar una pasta espesa y fragante.
Cuando la mezcla empiece a dorarse, incorporamos la pasta de curry amarillo. La dejamos sofreír un minuto, solo lo justo para que sus especias se fundan con el aceite. El color se vuelve más intenso.
Añadimos entonces el tomate picado, apenas medio, solo para aportar un toque de acidez y frescura. Lo dejamos deshacerse lentamente, y cuando ya casi no se distinga, vertemos la leche de coco. Una lata entera que transforma la mezcla en una salsa dorada y sedosa. Dejamos hervir 15 minutos a fuego medio.
Es el momento de las gambas. Las añado crudas, peladas y limpias, y las dejo cocinar apenas 3 o 4 minutos, hasta que se tornan rosadas y firmes. No hay que pasarse: las gambas deben quedar jugosas, casi mantecosas.
Para terminar, incorporamos las mazorquitas de maíz encurtidas, cortadas en trozos pequeños. Su acidez y textura crujiente contrastan maravillosamente con la suavidad del curry. Ajustamos de sal, y justo antes de servir, espolvoreamos cebollino fresco picado por encima, que aporta un frescor verde y un toque ligeramente picante.