Pondremos en un recipiente amplio el azúcar moreno y el aceite. Empezaremos a batir con unas varillas eléctricas hasta que veamos que la mezcla se integra disolviéndose el azúcar.
Añadiremos los huevos y seguiremos batiendo. En esta receta no he querido complicarme y he utilizado unas varillas manuales. Sobre todo para demostraros que no hace falta ninguna máquina especial para hacer un bizcocho. Unas varillas y un buen músculo es suficiente!
Seguidamente añadiéremos la zanahoria rallada y seguiremos mezclando.
Finalmente añadiremos la harina y levadura tamizadas para evitar grumos. No hace falta ningún aparato especial para tamizarla.
¿No sabes cómo tamizar la harina? Te lo explico rápidamente: solo tienes que poner la harina en un colador de malla fina y dar pequeños golpecitos para que la harina vaya cayendo en el recipiente. De esta forma queda muy aireada evitando que los grumos apelmazados de la harina formen un bizcocho apelmazado.
No olvides poner un poquito de sal fina para potenciar el sabor dulce. este truco debe ser un imprescindible en todos tus postres.
Finalmente lo meteremos al horno precalentado a 160ºC durante unos 30 minutos. Trascurrido este tiempo ya solo nos quedará desmoldar el bizcocho y dejarlo enfriar sobre una rejilla. Estos tiempos son orientativos, debes tener en cuenta el tipo de molde que utilices y cómo se comparta tu horno. Lo ideal es que vayas controlando poco a poco como se comporta tu horno. No pares de vigilar el horno si es la primera vez que haces este bizcocho, la experiencia te dirá el tiempo exacto que necesitas.
Pondremos la masa en moldes